El tejido osteotendinoso comprende el tejido óseo, tendones y partes blandas (meniscos, fascias). El trasplante osteotendinoso representa una alterativa terapéutica para el tratamiento de diversas patologías entre las que se incluyen la cirugía ortopédica y traumatológica, aporte óseo en fracturas y pseudoartrosis, ligamentoplastias.
Después de la sangre, el hueso es el tejido humanos que se emplea con más frecuencia como injerto. Los injertos óseos se pueden clasificar en corticales y esponjosos, con diferentes indicaciones.
El trasplante tendinoso o tenoplastia consiste en restaurar la función normal de las articulaciones o tejidos circundantes después de una lesión, sustituyéndolos por un injerto tendinoso del propio receptor o un tendón artificial.
Por lo tanto, los injertos tendinosos se realizan cuando existe desgarro o lesión grave en dicha estructura. La mayoría de las reparaciones son exitosas, siempre que se acompañen de fisioterapia continua y apropiada.
Además, es importante destacar que reparación y reconstrucción deben diferenciarse. La reparación se realiza para tratar la lesión o una parte de ella, pero si no es suficiente deberá realizarse posteriormente, en una intervención diferente, otra cirugía para completar la reparación o reconstrucción del tendón.
Las lesiones osteocondrales son propias de las articulaciones de carga, especialmente en el astrágalo. El cartílago es un tejido blando con poca capacidad de regeneración que puede presentar lesiones focales o globales (artrosis).
En este caso, también es importante distinguir entre reparación y reconstrucción. La reparación es la resolución de la lesión o el reemplazo del cartílago perdido por proliferación celular y síntesis de una nueva matriz extracelular. Por su parte, la reconstrucción es la formación de una superficie articular completamente nueva compuesta por cartílago articular hialino normal.
Las indicaciones para este tipo de injertos son las siguientes:
Sin embargo, también presenta una serie de contraindicaciones, entre las que destacamos:
- Cuadros degenerativos.
- Enfermedades inflamatorias sistémicas.
- Presencia de infección o antecedente de infección osteomielítica en la zona receptora del injerto.
- Neoplasia activa.
- Condiciones médicas que pudieran afectar a la incorporación del injerto, como la DM insulinodependiente o el tabaquismo.
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