Los pulmones permiten que el cuerpo reciba el oxígeno que necesita para sobrevivir, su deterioro puede dificultar esta función. El trasplante pulmonar está indicado en pacientes con enfermedad respiratoria avanzada que progresa a pesar de haber recibido tratamiento médico.
Entre las patologías que pueden requerir este tipo trasplante encontramos:
- fibrosis quística,
- daño a las arterias del pulmón debido a un defecto congénito,
- EPOC,
- hipertensión pulmonar…
Aunque cabe destacar que la lista de contraindicaciones también es muy amplia. Ya que hacen muy improbable que el incremento de su esperanza de vida, se descartan pacientes con las siguientes características:
- hayan tenido cáncer en los 2 años previos,
- padezcan una enfermedad grave de otros órganos
- tengan hepatitis B, hepatitis C o VIH activas
- continúen fumando o consumiendo alcohol u otras drogas
- no sean capaces de mantenerse al día con la medicación o las visitas al hospital
-existan deformidades importantes de la caja torácica o enfermedad neuromuscular progresiva.
- hayan tenido cáncer en los 2 años previos,
- padezcan una enfermedad grave de otros órganos
- tengan hepatitis B, hepatitis C o VIH activas
- continúen fumando o consumiendo alcohol u otras drogas
- no sean capaces de mantenerse al día con la medicación o las visitas al hospital
-existan deformidades importantes de la caja torácica o enfermedad neuromuscular progresiva.
Dependiendo de la enfermedad del paciente se reemplazan segmentos, uno o ambos pulmones, o incluso pueden trasplantarse ambos pulmones junto con el corazón.
Con respecto a los riesgos, como podemos observar en esta gráfica de una cohorte clínica realizada por el Instituto Nacional del Tórax, no difieren mucho de los del resto de trasplantes:
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