Mitológicamente quimera era el término utilizado para referirse a un híbrido entre dos especies. En julio de 2019, en China, el equipo del investigador Juan Carlos Izpisúa logró crear quimeras de humano y mono, para conseguir en un futuro convertir a animales de otras especies en fuentes de órganos para trasplantes.
Los científicos partieron de blastocitos de macaco (embriones cultivados de forma artificial) a los cuales inyectaron 25 células madre desarrolladas en el laboratorio, capaces de generar cualquier tipo de tejido y de diferenciarse en cualquier célula embrionaria y en estructuras extraembrionarias. Al cabo de un día, se detectaron células humanas en 132 embriones. Algunos de estos embriones sobrevivieron hasta 20 días, pero sin llegar a implantarse en ningún organismo, no completándose la gestación. Aún así fue tiempo suficiente para comprobar las células humanas se habían integrado en el embrión, manteniéndose su desarrollo pese a la diversidad genética.
La capacidad para generar tejidos o células humanas en una especie hospedadora permitiría avanzar en el campo del, ya mencionado en publicaciones anteriores, xenotrasplante y aliviar la actual carencia de órganos existente. Aunque obviamente hay númerosas cuestiones bioéticas que deben ser resueltas.
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