Como ya se ha comentado previamente, el rechazo consiste en el ataque del sistema inmunitario del receptor al órgano o tejido trasplantado. El sistema inmunitario generalmente protege al cuerpo de sustancias que pueden ser nocivas. Estas sustancias son reconocidas como extrañas por las proteínas que recubren su superficie, llamadas antígenos, y posteriormente son atacadas.Cuando una persona recibe un órgano, el sistema inmunitario lo puede reconocer como extraño si este no tienen una compatibilidad lo suficientemente cercana, desencadenando la reacción de rechazo.
Existen tres tipos de rechazo:
- El rechazo hiperagudo que ocurre pocos minutos después del trasplante si los antígenos son completamente incompatibles lo que ocurriría con grupos sanguíneos contrarios. Por ejemplo, si una persona recibe sangre tipo A cuando es tipo B. El tejido se retirará enseguida para que el receptor no muera.
- El rechazo agudo puede ocurrir desde la primera semana después del trasplante hasta 3 meses después. Todos los receptores tienen algún grado de rechazo agudo pero es recuperable.
- El rechazo crónico puede suceder durante muchos años, se refiere a la respuesta constante contra el nuevo órgano, que daña lentamente a los tejidos u órgano trasplantados.
Entre los síntomas de este proceso se incluyen la disminución de la función del órgano, molestia generalizada, dolor o inflamación en la zona del órgano, fiebre y síntomas seudogripales como escalofríos, dolores musculares, náuseas, tos y dificultad respiratoria. Aunque estos dependerán del órgano o tejido trasplantado.
Los signos de que el órgano no está funcionando bien serán hiperglucemia (en páncreas), disminución de la diuresis (en riñón), dificultad respiratoria (en trasplante de corazón o de pulmón), piel de color amarillo y sangrado fácil (en hígado).
Para ampliar conocimientos, un vídeo:
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